lunes, 4 de noviembre de 2013

Post 24: Entornos innovadores y aire acondicionado



Willis Carrier
 (1876-1950) inventó el acondicionador de aire. Su invento, se dice, modificó el curso de la demografía y de la economía del tórrido sureste de los Estados Unidos. Gracias a su artilugio miles de personas pudieron emigrar y establecerse en zonas antes inhabitables y muchos procesos productivos, hasta ese momento, infernales pudieron hacerse más llevaderos. Sean o no ciertos tales efectos de su invento, pues nunca hay sólo una causa para los fenómenos sociales, su figura ha representado al genio del emprendedor individual. Alguien que con inteligencia, audacia y perseverancia desarrolla tanto el invento como la empresa que lo sostiene. “La historia de Carrier representa el mito arquetípico de la invención moderna: un individuo muy listo, que trabaja en un laboratorio de investigación privado, bajo el impulso de su ambición y de la promesa de hacerse millonario da con una idea maravillosa gracias a un fogonazo de inspiración repentina y cambia el mundo”, dice Steven Johnson. Otros como Gates o Jobs en la actualidad simbolizan el mito del emprendedor excepcional. Johnson lo llama el "modelo Carrier" de innovación.

Afortunadamente, existe otra visión de la innovación que, sin negar la anterior, la entiende como experiencia colectiva en entornos innovadores. Hay espacios sociales que favorecen la innovación (pocos, muy pocos) y otros que la inhiben (desgraciadamente, la mayoría). El "modelo Carrier" de innovación reduce la innovación a unos cuantos genios excepcionales mientras que un modelo de "entornos innovadores" la amplia a muchos talentos individuales y colectivos. El genio individual es una excepción estadística. Los entornos innovadores, dentro de estrategias aleatorias, buscan aumentar las probabilidades de que emerja lo nuevo, lo distinto y lo valioso generando las condiciones de posibilidad para que esto ocurra.

La innovación es una constante antropológica y un rasgo evolutivo del homo sapiens. Los sujetos de la innovación somos todos. La capacidad innovadora se encuentra socialmente distribuida. No es fruto exclusivo del genio individual aislado, de su visión, de sus obsesiones. Si el genio aparece en algún momento del flujo social no es más que como un eslabón dentro de la corriente continua de las prácticas sociales. La perspectiva de los entornos innovadores entiende la innovación como el resultado de procesos de interacción entre individuos, diferentes en competencias, saberes y prácticas pero equivalentes en valor, en espacios diseñados ad hoc. Innovación significa aprovechamiento del talento social en espacios comunes de interacción con objetivo de conseguir el bienestar de todos.

Si bien la creatividad, la imaginación, la innovación no pueden diseñarse, pues son anomalías discontinuas imposibles de reconstruir retrospectivamente en su génesis y desarrollo, sí pueden diseñarse lugares de interacción pensados para que por colisiones, la mayor parte de ellas azarosas, se produzcan "hallazgos felices", "buenas ideas" dentro de redes abiertas y "líquidas"
Este tipo de innovación coincide con lo que ha sido llamado innovación “social”, “ciudadana”, “abierta” etc. aunque los significados de cada uno de estos términos no son exactamente los mismos. Las diferentes formas de innovación pueden diferenciarse por sus fines (los dos grandes tipos son aquí la "mercantilista" y la "altruista") y por quienes llevan cabo los procesos de innovación, es decir, sus sujetos (el individual  y el colectivo). La llamada innovación social no garantiza que sus prácticas sean ni colectivas ni no mercantilistas.

Desde la perspectiva de los entornos innovadores lo relevante es ampliar los espacios de participación colectiva en los procesos de innovación. A esa innovación  nosotros preferimos llamarla “simétrica” aludiendo a la horizontalidad de la interacción entre sus participantes, a las equivalencias entre sujetos y tecnologías, a sus objetivos de compartir los bienes comunes, a su ética colaborativa, a su carácter a la vez lúdico y altamente responsable con la sociedad y la naturaleza.
Las propuestas de Johnson están sostenida por una idea básica: la innovación se ve estimulada si se desarrolla dentro de sistemas con la mayor diversidad de elementos posibles y con interacciones constantes entre ellos de manera que hagan emerger configuraciones nuevas aprovechando los elementos disponibles. "Poco importa que los elementos sean en sí mismos nuevos; pueden ser o en realidad no pueden dejar de ser, anteriores y antiguos elementos que, recombinados, hagan aparecer sistemas o totalidades con valor distinto"

Los entornos  innovadores o espacios realizativos son sistemas sociotecnológicos sostenidos por una base importante de azar y por “lazos fuertes" al interior del sistema y por "lazos débiles" en sus contornos. En estos sistemas o plataformas se favorece la circulación de ideas, prácticas y motivaciones como efecto de formas de organización con un fuerte componente identitario y sentido de pertenencia. Corresponden, aunque no exclusivamente, a los nuevos espacios adscritos a la cultura abierta, al software libre, a las economías colaborativas o al procomún (Hubs, laboratorios, fablabs, espacios de  coworking etc.) que sin duda tienen capacidad de extenderse como ejemplos o referentes para muchos ámbitos y tipos de iniciativas sociales.

El diseño y extensión de entornos innovadores debería ser un proyecto cultural y político de largo alcance. Significaría la utilización del talento social distribuido y el aprovechamiento de la riqueza social ausente y desperdiciada, pues como decía George Basalla, historiador de la tecnología, "cualquier sociedad en cualquier época, genera un mayor potencial de innovación tecnológica del que puede llegar a explotar nunca"


1 comentario:

  1. Interesante aporte al caudal aporte de ideas de innovacion, claro que esto se sale de la norma pues apuesta por integrar a la sociedad. Saludos!!
    Juan de Chilke

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